La crisis es tu boleto VIP para presenciar el Poder de Dios.



 El día que comprendamos esto dejaremos de oponernos a lo que Dios quiere hacer y empezaremos a permitir el trabajo del gran Alfarero (Jr 18:6).

    La crisis no es para desesperarnos, tampoco es para dudar. Al contrario, es para fortalecernos en el poder de las fuerzas del Señor. Recuerda esto: la crisis no te visita porque Dios se olvido de ti, sino porque Dios quiere promoverte.

    Renuncia al desespero cuando atraviesas la crisis. Rechaza la duda cuando te visita la crisis. Resuelve creer sí o sí. –Suena fácil, dirías. Pero es más doloroso desistir, olvidado las promesas de Dios. Duele más saber que podías, porque Dios te lo prometió, pero no lo intentaste porque dejaste que el temor fuera más fuerte que tu determinación.

    A un campeón de boxeo no le celebran que nunca cayó a la lona, ni que no recibió un golpe de su contrincante, le reconocen su capacidad para superar las dificultades de la pelea y la superioridad que mostró frente a su adversario.

    No has llegado hasta está pelea para nunca caer, sino para que levantarte las veces que sean necesarias. Llegaste aquí porque estás a punto de presenciar el poder de Dios; en y a través de ti. 

Así que concéntrate. Abre bien los ojos. Ubica a tu contendor. Divisa su debilidad y también su fortaleza. Te cuidarás de su fortaleza y vas a atacar justo en su parte débil. Estás a pocos minutos de celebrar la victoria que Cristo ganó para ti en la cruz.

    Tu ataque es en oración y ayuno. Tus golpes son palabras de fe. Tu defensa son las promesas de Dios. ¡Eres bienvenido a la mayor manifestación del Poder de Dios en ti!

OREMOS

Padre mío, amo estar contigo y pasar tiempo leyendo, mientras escucho cómo me hablas. Disfruto esta conversación real y profunda Contigo. Puedo sentir a tu Espíritu fortaleciéndome. Tu voz que me motiva a seguir luchando, a no desistir. Guíame Señor. Ayúdame mi Dios. No quiero ser más yo, quiero que seas Tú en mí. Creo que me trajiste aquí para ver tu gloria. Creo que no me trajiste para verme fracasar sino para vencer. Así como hiciste con Job, lo expusiste ante el diablo porque conocías su fidelidad. Confías en mí y ahora yo lo hago en Ti. Gracias por darme esta oportunidad para crecer. ¡Gracias! ¡Te amo! Amén.

Te Bendecimos: Eres promovido a tu siguiente estación.

Reto
Cuéntale a alguien una experiencia que parecía negativa pero que Dios usó para que vieras su gloria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario