Oración de fe: la conversación inicial de una relación profunda y real con Dios.


¿Has oído sobre la oración de fe? Si has estado en una iglesia cristiana o te han enseñado sobre la salvación a través de Cristo; lo más probable es que te hayan invitado a repetir una oración: La oración de fe o salvación.

Podemos describirla como la conversación inicial de una relación profunda y real con el Padre. En esta oración reconocemos que no podemos llegar a Él sino por medio de Cristo, como único mediador entre Dios y los hombres (1Tim.2:5-6).

Porque solo Él pudo vencer el pecado. Siendo hombre y estando bajo las mismas
limitaciones naturales que nosotros: tuvo hambre, cansancio, fue traicionado, abandonado y expresó sentirse triste antes de ser entregado (Mt.26:38). Pero se mantuvo en obediencia a Dios en todo, así que nada más por Cristo la autoridad del Padre se restablece en la tierra (Hb.4:15).

Nuestro Señor se hizo hombre con la misión de acabar con las limitaciones del ser humano para agradar al Padre, convirtiéndose en nuestro modelo a seguir: el Camino (Jn.14:6).

Cuando nosotros recibimos su amor y lo amamos, nos rodean sus fuerzas y capacidad de obediencia, por eso el apóstol Pablo dijo: “Ya no vivo yo, Cristo vive en mí” (Gl.2:20). En esa frase resume su unidad con Cristo desde que lo reconoció como su Salvador, la gratitud profunda que se despertó en Él desde que entendió que por amor, Jesús se entregó por su rescate.

En la oración de fe; además,  confesamos nuestros pecados, reconociendo de todo corazón nuestras faltas, por desconocimiento o indiferencia a la voluntad de Dios.

La Palabra enseña: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn.1:9). El Padre te amó tanto que entregó a su hijo y ahora es tiempo de entregarle tu vida.
La Biblia Dice:“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.Romanos 10:9-10


Oremos:
Padre, mi vida es vacía sin Ti, por más que busco no hallo nada que pueda satisfacer y hacer feliz, ahora entiendo que lo que me faltaba eras Tú. Me acerco ante Ti, en el Nombre de Jesús y confieso que Jesús es el Señor y Salvador de mi vida y que Tú lo levantaste entre los muertos, creo con todo mi corazón. Confieso mis pecados y te pido que cortes todo lazo con el pecado, rompe toda cadena y hazme libre totalmente. Arranca de mi corazón toda raíz de amargura y resentimiento. Cancela toda maldición generacional. Soy libre y salvo en el Nombre de Jesús, lavado por su Sangre.


Te bendecimos:
tu vida se parte en dos: antes y después de Cristo. Eres una nueva persona, vives para Jesús y eres feliz.

Tu reto
Busca una iglesia cristiana donde congregarte para seguir creciendo y además pide iniciar tu proceso de formación. Y si te congregas, únete a tus líderes para evangelizar más almas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario