Una sola carne y un solo espíritu.



“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.” 1 de Corintios 13:4-5

El llamado de Dios a las parejas es a desarrollar una unidad más profunda: una sola carne pero también un solo espíritu. Ese es el gran reto. Ser cónyuges de un solo espíritu es buscar a Dios en equipo y mismo sentir; tener un altar matrimonial o espacio para comunicarse con el Padre. Adán y Eva fueron una sola carne pero les costó conseguir la armonía de un solo espíritu. 

Veamos en Génesis 3 las consecuencias de un matrimonio que no es un solo espíritu:

1) Falta de discernimiento: Eva no tenía que conversar con el diablo. No identificó los peligros ni los resultados. 
 2) Dejar solo a la pareja. Falla de Adán. La soledad no es buena en la pareja, es siempre mejor la mutua compañía. Cuida a tu pareja. 

3) Desobedecer: No seguir los lineamientos establecidos por Dios.

4) Culparse el uno al otro: Regla de oro; nunca se culpen. Si uno comete un error los dos lo cometen, por eso, ayudemos a nuestro compañero(a) a fortalecer sus debilidades y a maximizar sus fortalezas. 

5) Mala crianza de los hijos: Caín mató a Abel como consecuencia del pecado de sus padres. La desobediencia se transmite, por eso, cuidemos nuestra relación matrimonial cada día. Debemos establecer estrategias matrimoniales para la buena salud de nuestra vida en pareja. 

Una de esas herramientas la llamamos “Menú Espiritual Matrimonial” (MEM). Consiste en un cronograma semanal de diferentes actividades diarias, orientadas a fortalecer la relación con Dios: devocionales, tiempos de oración, vigilas, ayunos, retos espirituales; todas en pareja. Acércate con tu esposo(a) a Dios y notarán como las discusiones, diferencias y malos entendidos disminuirán. 
Si al principio te toca empezar solo(a), no te preocupes, hazlo, creyendo que se tu pareja se unirá pronto. 

 Oremos:
 Dios, Dios mío eres Tú. Gracias por este hermoso viernes. Hoy quiero presentar delante de ti a mi pareja; enséñanos a amarnos, respetarnos, valorarnos y aceptarnos tal como somos en Ti, no como quisiera que fuéramos. A entender que tenemos debilidades, pero que como ayuda idónea podemos crecer juntos. Ayúdanos a valorar y amplificar nuestras fortalezas en amor y sumisión. Gracias por mi compañero(a) es la bendición más noble que me has dado y estoy agradecido(a) por eso. Hoy bendigo a mi esposo(a) y declaro libertad sobre él o ella en el nombre de Jesús. Amén. 

Te Bendecimos: Lo que Dios unió no lo separa nada, ni nadie.
Decretamos que Dios restaura en tu relación el amor y la pasión.

Reto para la pareja

Establece un MEM (menú espiritual matrimonial) semanal. 
Qué tal si empezamos todos los días en pareja con este Devocional Sal y pimienta para tu matrimonio. 

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