La entrega absoluta en el las relaciones es indispensable. Entregarse es
servir. Jesús lavó los pies de sus discípulos (San Juan 3:13) mostrándonos la importancia
del servicio como muestra de amor.
Si agregamos el valor servicio a
nuestra relación la perspectiva de reconocer al otro se amplia. No se trata de
eliminarnos, es más bien reafirmarnos al apreciar a mi cónyuge. Ser en la
medida que lo reconozco.
La mujer necesita estar en un círculo de amor para ser complaciente con
su esposo y el hombre necesita ser complacido para crear ese círculo. El servir
concibe dar primero.
Si cada uno da primero, los dos darán al mismo tiempo y ambos vivirán más
satisfechos. Ambos requieren reconocimiento de su pareja: él necesita ser
admirado y visto como la autoridad; ella necesita ser escuchada, ser el centro
e inspiración. Matrimonios con misión de servir no dejarán espacio al egoísmo y
la mentira.
Me casé para ser feliz, pero también para hacer feliz a mi pareja, esto
es: servir. Dios quiere matrimonios estables y felices. Él cree en ti como
esposo(a) por eso te regaló ese siervo(a), quizá él o ella no lo sepa, Dios te eligió
para que se lo enseñes con ejemplo y puedas mostrarle lo gratificante que es
servir.
Hoy se piensa en cuanto al matrimonio, que si las cosas no resultan
existe el divorcio. Antes de ver ese camino (con el que el Creador no está de
acuerdo), experimentemos el del servicio.
Encontrar un equilibrio es la idea, tampoco se trata de caminar como
un(a) esclavo(a), se necesita mucho dialogo, oración, perseverancia y fe para
lograr un acuerdo de servicio mutuo.
Reto en pareja.
Has
un detalle para tu pareja. Con una condición: no lo puedes comprar, tendrás que
elaborarlo con tus manos. Sé muy creativo(a).
«En
todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las
palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar
que recibir”» Hechos 20:35
(LBLA)
OREMOS:
Señor, tú conoces mis
pasos y escrudiñas mi corazón. Renueva mis fuerzas y evita que continúe
sintiendo fracaso en mí. Sé que estas aquí para sanar las heridas del pasado.
Conforta y alienta mi corazón. Aumenta mi capacidad de servicio y asísteme para
desarrollarlo en mi matrimonio. No quiero estar por debajo de ser el esposo(a)
que has planeado que sea. Perfeccióname en el servicio a mi pareja. Trabaja en
mí, Señor, te doy la libertad para que moldees mi vida y dame la perseverancia
para no retractar esta decisión. Bendigo a mi pareja y declaro que podrá abrir
su corazón a este proceso. Amén.
Te bendecimos:
Y decretamos que tu
matrimonio disfruta la representación del amor de Jesús por la iglesia.
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