Decisiones Sabias


En el primer mes del año haremos énfasis en varios principios para tomar decisiones sabias que bendigan tu estadía en la tierra y después de ella. Porque lo que decidimos repercute en esta vida y define donde pasaremos nuestra eternidad.
Tomar una decisión sin la sabiduría es como lanzar un disparo al aire; la bala caerá de vuelta y puede cobrar una vida. La nuestra o la de un ser que amamos. Evitemos decidir bajo estrés o presionados.

La Biblia dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” (Santiago 1:5).

Esperar también es una decisión

“Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.”(Salmo 37:7).
Las decisiones sabias no siempre incluyen movimiento, esperar también es una decisión sabia. Es una de las más difíciles para nosotros, sin embargo cuando Dios nos pide esperar es porque nos sorprenderá. No te desesperes. Si Dios te dijo que esperaras espera, Él nunca llega tarde, siempre es puntual.

Los extremos

En ocasiones somos extremistas y, como lo mencionamos, pensamos que para agradar a Dios tengo que ‘moverme’ todo el tiempo y nos pasa como a Marta, la hermana de Lázaro (Lc 10:41) y nos cuesta pensar que esperar también es una decisión que agrada a Dios. O nos vamos al otro extremo de esperar tanto que nos cuenta movernos, como le pasó a Barac (Leer: Jue 4).

El único que tiene la tu respuesta específica para tu caso es el Espíritu Santo y el Devocional es una herramienta para que seas guiado por Él.

La Biblia Dice:
 “La gente arruina su vida por su propia necedad,
    y después se enoja con el SEÑOR”.
 Proverbios 19:3

Gran parte de la vida consiste en tomar decisiones. Aprender a decidir es muestra de madurez y crecimiento. Se puede considerar una decisión acertada cuando se toma en el momento correcto y produce buenos frutos.

No es lo mismo decidir porque el ‘agua nos llega al cuello’ o porque después de pensarlo bien y por la guía de Dios llegamos a una conclusión.

Las grandes decisiones están integradas por pequeñas decisiones diarias.
Por ejemplo: decidiste servirle al Señor; las pequeñas decisiones son las que deberás tomar todos los días para mantener la decisión principal, como cumplir con los horarios del plan que Dios te dio; hora de llegada, salida, preparación, oración y lectura bíblica. 

Tendrás que decirte a ti mismo una y otra vez: “hazlo”, “te falta esto…”, “tú puedes, esfuérzate”, en fin. No solo es tomar una decisión, sino también no fallar en tomar las decisiones siguientes que sean necesarias y coherentes para mantener el objetivo. Allí también debemos trabajar.

Tú decides la vida que quieres vivir, el matrimonio y los hijos que quieres tener. Tú decides si invertir tu vida o gastarla; que no es lo mismo. Decide bien, sabes que el tiempo no vuelve. Tampoco permitas que las circunstancias u otros decidan por ti.

No te puedes quedar inmóvil o en silencio mientras el tiempo pasa, debes tomar tus propias decisiones.

Eso sí; que tu más grande decisión sea entregarle tu voluntad a Dios y vivir para Él. Ahora que estás ‘encendido’ en el fuego de Dios déjanos explicarte algo más: todo lo anterior era para llegar aquí; comprende que tu mayor habilidad para decidir está en Dios.

Entrégale tu voluntad para que no arruines tu vida, “porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; El nos guiará aun más allá de la muerte” (Sal 48:14).

OREMOS

Padre, uso mi libre albedrio para elegirte a Ti. No quiero más nada en mi vida, exclusivamente a Ti. Decido invertir mi vida amándote, no deseo malgastarla lejos de Ti, mucho menos cuando se trata de que estuviera renunciando a estar Contigo por toda la eternidad. Te elijo en ésta vida y sé que me elegirás para que pase a tu lado mi eternidad. Te pido en el Nombre de Cristo que tu Espíritu me ayude a tomar todos los días las decisiones coherentes para mantener esta gran decisión de mi vida. No quiero cometer los mismo errores del 2015, ni de los años anteriores, porque no quiero arruinar mi vida. Gracias Señor por fijar tus ojos sobre mí. En el Nombre de Jesús. Gracias Amado mío. Amén y amén.

Te bendecimos:  en el Nombre de Jesús para que desarrolles determinación y dominio propio para arrancar todo lo que estaba arruinando tu vida.

Reto: Memorizar y meditar en el versículo de la sección “La Biblia Dice”,  Proverbios 19:3.


  
Dos filtros para tomar decisiones sabias

La Biblia Dice:
“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo  edifica”.
1 Corintios 10:23

Portada Edición Enero 
Algunos miembros de la iglesia de Corinto estaban usando su libertad o el libre albedrio de decidir (“todo me es lícito”) como excusa para contaminarse con las prácticas paganas de la ciudad.

Observemos que el Apóstol Pablo habla en primera persona, esto le da un acento de  monologo, haciendo énfasis en un estilo de autoreflexión. Imitemos esa postura espiritual de confrontarnos a nosotros mismos.

Además, este es un versículo que nos ayuda a ubicarnos en cuanto a las decisiones que debemos tomar a diario. Nos sirve de referencia porque nos da dos indicaciones claras:
1)    ¿Me conviene? 2) ¿Me edifica?

¿Me conviene? Quiere decir: ¿es bueno?; ¿me beneficiará en algo?; ¿hará mejor mis días o los complicará?; y sobre todo ¿es agradable a Dios?, ¿encaja con lo que Dios tiene para mí? Cuánto evitaríamos si nos decidiéramos por lo que nos conviene. Lo primero sería nunca separarnos de Jesús y servirle con todo lo que somos.

¿Me edifica? Jesús dijo: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él” (Luc 14:28-29).  Allí fallamos. No miramos hacia el futuro. Tenemos “arranques” de construir algo en nuestra vida y corremos sin pensar si es lo correcto. Sin pensar si nos ayuda a construir el plan de Dios para nosotros. 

No naciste para que se burlen de ti. Dios no te trajo hasta aquí y te puso en el lugar donde estás para que se rían de ti. ¡Claro que no!

Pero hay decisiones que por más que Dios quiera tomar por ti, las debes tomar tú mismo. En eso consiste la libertad que te dio.

OREMOS

Padre, gracias por amarme desde antes de crear todas las cosas, es más, gracias porque soy el motivo de todo lo que creaste. Tu amor por mí es perfecto. Desde el principio has querido para mí lo que me conviene y edifica. Siempre guiando mis pasos, aunque muchas veces deseche tu instrucción, perdóname por eso. Ahora me duele haberte hecho sufrir. No me dejes caer en la tentación por curiosidad, por omisión o por desconocimiento, ayúdame a aplicar el mensaje de hoy. Creo que puedo diferenciar entre lo que me conviene y edifica y lo que no. Espíritu Santo lléname más, recibo más de Ti, hasta que rebose. ¡Gracias! ¡Amén! 

Te Bendecimos: Se aproximan días de bienestar y renovación.

Reto
Que tus filtros diarios para decidir sean estas dos preguntas: ¿Me conviene? ¿Me edifica?

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